Una generación de valientes

Nos llaman la «Generación Perdida». Esa que pensó que estudiando y con un poco de esfuerzo y suerte llegaría muy lejos o, como mínimo, a tener un buen trabajo que le permitiera vivir tranquilamente junto a su familia. Nos decían que lo habíamos tenido muy fácil porque nuestros padres nos lo habían dado todo, que no apreciábamos las cosas que teníamos o que no habíamos vivido una guerra.

Es cierto. No puedo imaginar lo que tiene que ser vivir una guerra y ojalá no tenga que pasar por eso nunca. También es verdad que tengo mucho que agradecerle a mis padres porque gracias a su esfuerzo he podido llegar a ser lo que soy. Sin embargo, no estoy dispuesta a pensar que formo parte de una generación que se ha ido al traste a causa de la crisis económica y que no sabe adónde ir.

Somos una generación dispuesta a emigrar para buscar un futuro mejor, aunque no conozca el país al que va ni sepa hablar su idioma. Una generación humilde, que ha dejado de pensar que ese futuro mejor era suyo para ganárselo paso a paso. Versátil, que es capaz de hacer su trabajo y otros que jamás había pensado que tendría que hacer en su vida. Una generación que trabaja muchas más horas de las que figuran en su contrato y a la que le «cuelgan» títulos laborales de dirección con una gran responsabilidad bastante desproporcionada respecto a su sueldo. Creativa, en la que algunos deciden abrirse su propio camino y hacer realidad sus ideas con el objetivo de mejorar tanto su día a día como el de otros. Una generación valiente, porque a pesar de los muchos obstáculos busca alternativas para alcanzar sus metas.

Hemos aprendido a tomar riesgos, a afrontar la incertidumbre y a sacrificarnos en muchos aspectos. Tal vez nuestra vida no será como siempre habíamos imaginado, pero nunca estará perdida mientras tengamos sueños por los que luchar.

Autoría viñeta: Forges

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